domingo, 12 de julio de 2009

ARRANCANDO VIETNAM






Vietnam nos recibió con mucha lluvia, estamos desde hace tres días y sólo uno permitió salir a recorrer tranquilos; los otros dos salimos bajo agua. Ya encontramos los primeros contrastes con China, son mucho más limpios que los chinos y hablan más inglés; aparentemente todos hablan algo de inglés, pero la mayoría saben lo mínimo indispensable como para ofrecerte lo que tienen, sea un producto o un servicio. Son negociadores a más no poder. En una casa u hotel podés encontrarte con una agencia de turismo, una arrendadora de bicis y motos, un kiosco o todo a la vez!

Abandonamos los techitos chinos, construcciones de madera y barro para adentrarnos en construcciones de ladrillo y planchada, mucho más parecidas a las nuestras, tienen una influencia occidental mucho mayor. Vietnam originalmente tenía una cultura muy semejante a la China, pero los franceses llegaron a colonizar y cambiaron muchas tradiciones; de pique quemaron libros y les impusieron el alfabeto occidental. La relación de Vietnam con occidente se fue dando a los ponchazos; siglos después de los franceses llegaron los americanos para pelear contra los comunistas y el país quedó destruido.

Vietnam parece estar mucho más abierto al mundo que China; quizás por su historia, quizás porque es un país pequeño y necesita el intercambio con el exterior para sobrevivir. Además la gente es muy simpática, en los pueblos chicos sonríen y te saludan todo el tiempo.

Estamos en Sapa un pueblo cerca de la frontera con China, es conocido porque en sus alrededores tiene muchas villas de vietnamitas que aún mantienen costumbres antiguas; se ve en la vestimenta, en el estilo de trabajo, en las casas. Hacen todo a mano, desde los tejidos e hilados hasta el arado de la tierra que es con herramientas de madera tiradas por bueyes.

Estas villas, si bien son muy tradicionales, aprovechan también el turismo. A penas llegas se te tiran arriban mujeres y niños para vender sus artesanías. Algunas de las frases con las que arrancan: Buy me, Which is your name? From which country are you? How old are you? Do you have children? Al principio parece que todos hablan bastante inglés, pero la conversación no va mucho más allá de esas frases, salvo con algunas personas.

Ayer alquilamos dos motos para los cuatro. Empezamos con el pié izquierdo, porque ya de pique nos cagaron. Había dos tipos de motos y dos precios, las honda y unas truchas chinas. Nosotros alquilamos dos hondas, pero una de esas lo único que tenía de honda era una calcomanía. Era una garra, pero nosotros con la emoción de alquilar motos, ni nos dimos cuenta hasta que ya estábamos lejos, cosas que pasan. En China la gente no era tan así; los chinos son bravos para negociar, pero cuando llegás a un acuerdo cumplen con su palabra. En Vietnam parece que tenés que estar más atento para que no te jineteen.

Volviendo a las motos, todos teníamos algo de teoría pero poco y nada de práctica. Nos fue bastante bien, los caminos no eran fáciles, mucho barro y pozos, pero le fuimos agarrando la mano; sólo tuvimos una caída, nada grave, nosotros intactos, no así la moto trucha, a la que se le rompieron algunas partes. Por suerte no nos cobraron nada, porque estuvimos media hora reprochándoles que nos habían dado la moto trucha y habíamos pagado más.

Empezamos la recorrida por la villa de Lao Chai. El primer contacto es con una escuela, con salones de madera, sin puertas y pocas sillas. Los niños estaban en el recreo, así que aprovechamos a meternos para adentro, hablamos un poco con una maestra y a Majo le salió la niña de adentro y se metió en el juego de las nenas que estaban jugando al elástico; sí, al elástico, también se juega de este lado del mundo.

De ahí seguimos hacia el valle y nos cruzamos con alguna construcción, eran muchos trabajando y volvimos a ver la clásica construcción de madera china (pero sin techitos en punta ni adornados).

Las villas están entre las montañas y aprovechan todas las laderas para cultivar en terrazas. Todas las terrazas están comunicadas con sanjas a través de las que corre el riego. Casi todos los cultivos son con inundación, calculamos que es todo arroz, pero también se pueden ver otro tipo de plantas.

De ahí seguimos hacia Ta Van, otra villa, a través de unos caminos angostos y más difíciles de manejar la moto, pero igual le metimos para adelante. Ahí paramos para almorzar, nos metimos primero en un almacén que parecía ofrecer comida, pero sólo tenía refrescos y galletitas. Encontramos otro con cocina y nos metimos para adentro. Nos ofrecieron la comida que tenían hecha, pero no nos apetecía. Habíamos visto que tenía papa, cebolla y huevos a la venta, entonces le pedimos que nos cocinara eso. Nos hizo un rico ensopado. Tratamos de ayudarlos a cocinar, pero obviamente lo hacen mejor que nosotros así que no les fuimos de mucha ayuda pero al menos vimos cómo cocinaban. Definitivamente son mucho más limpios que los chinos, mesadas limpias, trapos limpios, cuchillos limpios, manos limpias…

Después emprendimos rumbo hacia Giang Ta Chai donde paramos a comer helado y de ahí seguimos a Ban Ho donde había termas y cascadas. Primero fuimos a las termas, pero nos llevamos otra desilusión (al igual que en las de China), chuiquita, agua tibia tirando a fría, pero al menos éstas estaban limpias. Pero como todo, había que pagar y no nos pareció que valía la pena. Además ya se nos había hecho tarde para la vuelta así que también nos quedamos con las ganas de ver las cascadas.

De noche nos fuimos a un restorán a festejar el día, ofrecían un menú completo bastante variado y rico. Lo extraño fue el postre que ofrecían panqueque de limón, cuando llegó el plato lo único que había era un panqueque y un pedazo de limón, esperamos un rato a que trajeran el relleno, pero cuando nos dimos cuentas que eso era todo escurrimos el pedacito de limón en el panqueque, le tiramos un poco de azúcar por arriba y marchó para adentro. No resultó tan malo el postre a pesar de no tener relleno, pueden probarlo en sus casas.

La última mañana que estuvimos en Sapa, salimos a caminar, y como de costumbre cinco mujeres nos empezaron a perseguir para que les compráramos algo. Después de sucesivos intentos para hacerles entender que no les íbamos a comprar nada, nos pusimos a cantar y a hacer pavadas y se reían como locas. El siguiente intento de acercarnos a ellas fue dándoles a probar mate, definitivamente es un objeto q les llama la atención. Sólo una se animó a probarlo, fue muy gracioso ver sus gestos.

1 comentario:

  1. amiguiísima!!!! qué linda foto!! parece que te veo re de charlas con la doña! jajaja, sos de terror mija te hacés amiga de todo el mundo, qué experienciun no? saallado, !! Me gustó eso de que no tienen que comparar para disfrutar más, y si tal cual. qué ganas d everlos! les mando un beso enorme los quieroooo

    leti

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