domingo, 12 de julio de 2009

BALNEARIO DE MODISTAS – HOI AN

Hoi An está sobre la costa, en el centro-sur del país. Es un balneario original: ofrece turismo de alta costura. Además de tener lindas playas y una costanera llena de barcitos pintorescos, tiene cientos de tiendas donde te ofrecen vestidos, polleras y pantalones de todo tipo, hechos a medida. Tienen prendas ya confeccionadas, pero si querés otro talle, otro color o tu propio diseño, ellos te lo hacen en dos días. Es la perdición para las mujeres, porque además es una ganga.

Llegamos al balneario de modistas terminando la tarde. No habíamos reservado hostel porque queríamos verlos antes de decidir. En la calle nos cruzamos con Juan y Lucía, también del grupo de CCEE, y esa noche salimos a comer sobre el río.

Al otro día alquilamos bicis y nos fuimos los seis a la playa. Olas, palmeras, calor y buena temperatura del agua, nos quedamos un par de horas en el mar y nos fuimos a almorzar. De tarde recorrimos la ciudad vieja y de noche pintó cena despedida de Juan y Lu que seguían para Ho Chi Minh.

El tercer día alquilamos motos por el día para ir a la Montaña de Mármol y a Danang (un balneario a treinta kilómetros de Hoi An). A lo largo de la costa vimos un montón de predios cerrados, donde se estaban construyendo hoteles de las cadenas más conocidas. Dentro de 5 o 10 años suponemos que habrá complejos hoteleros enormes, lujosos y con playas privadas. Vimos también un par de caseríos de pescadores que probablemente saquen de sus tierras cuando terminen las mega-construcciones.

A la vuelta nos armamos un mate y nos fuimos a ver el atardecer a la playa. Después de que se oculta el sol la playa agarra un color bárbaro! Se arman mesitas con alfombras y ponen velitas en el medio y se ilumina toda la playa. Y claro, aprovechamos para cenar ahí, con un entorno espectacular.

Al día siguiente en el desayuno conocimos un americano cincuentón, que estaba en Vietnam de vacaciones y planeando la redacción de un libro sobre la guerra de USA ahí. Estuvimos charlando un buen rato con él, porque nos intrigaba cómo veían los yankies la guerra de su país contra Vietnam. Fueron asombrosos su falta de autocrítica, su reproche a la información sesgada en los museos vietnamitas y su convencimiento de que si los americanos ganaban la guerra, Vietnam estaría más desarrollado como país. En el fondo se creen un poco salvadores del mundo, qué lástima.

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